Señor director:
Hace seis meses o más, antes de que la palabra coronavirus llegara a insertarse en nuestro vocabulario diario, parecía difícil pensar que los adultos de una familia podían hacerse cargo de la formación académica de sus hijos e hijas.
Sin embargo, durante esta crisis sanitaria, padres, madres y cuidadores principales de los cerca de 800 mil niños y niñas de educación inicial se han visto desafiados a convertirse en mediadores de los aprendizajes, debiendo adquirir conocimientos y habilidades para esto. Aumentaron su protagonismo, tanto en la contención emocional como para asegurar la continuidad en el proceso educativo de sus hijos e hijas.
Los equipos educativos de estos niveles no se han quedado atrás y se han convertido en actores cruciales a la hora de generar y sostener una relación fluida, empática y flexible con las familias, de manera que éstas sientan que es posible la colaboración familia-escuela y que no están solos en este gran desafío.
La pandemia ha abierto una gran oportunidad para construir con la familia el rol de educadores de sus hijos e hijas, enriqueciendo la mirada de los equipos educativos, para que los niños y niñas se desarrollen y aprendan más y mejor. Como sociedad civil, nosotros también debemos hacer todo lo que esté en nuestras manos para apoyarlos, poniendo a disposición y acompañando con orientaciones y herramientas que contribuyan al desarrollo integral de nuestros niños y niñas en este desafiante contexto. La tarea es hoy, y es responsabilidad de todos y todas.
Marcela Marzolo, Directora ejecutiva Fundación Educacional Oportunidad
Alejandra Arratia, Directora ejecutiva Educación 2020
Tomás Recart, Director ejecutivo Enseña Chile