Por Ennio Vivaldi, rector de la U. de Chile; Ignacio Sánchez, rector de la PUC; y Marcela Marzolo, representante de Acción Colectiva por la Educación.
Los próximos procesos políticos y sociales han abierto el espacio para discutir cuáles serán los pilares esenciales que actuarán como el cimiento del Chile del mañana. En este nuevo escenario, la educación cumple un rol indiscutible en la construcción de este nuevo pacto social. Sin duda, es el punto de partida para lograr una sociedad más justa, que progrese alineada con los desafíos que nos presenta el siglo XXI. Para esto, consideramos urgente hacer un llamado a la sociedad civil, la academia, el mundo público y privado a volver a hablar de la educación que soñamos como un núcleo central para el desarrollo integral de todos los ciudadanos. En primer lugar, creemos prioritario que la educación esté en el centro del debate constitucional, concibiéndola como un derecho que no solo garantice calidad -desde la formación inicial hasta la superior-, sino que promueva la equidad e inclusión como ejes claves para una sociedad democrática. En esta línea, es fundamental reconocer el valor que cumple la educación en el desarrollo integral de toda persona, entregando las herramientas y habilidades necesarias para amplificar sus talentos en plenitud, integrando los conocimientos y las orientaciones éticas que permitan impulsar un Chile que sea cada vez más plural, participativo y dialogante. Segundo, la educación es indispensable para el ejercicio de otros derechos que promuevan una mayor equidad. En ella habita la poderosa capacidad para que la ciudadanía pueda impulsar tanto derechos políticos, como civiles y sociales. En ese sentido, los establecimientos educativos cumplen un rol esencial, ya que se constituyen como espacios donde los docentes pueden promover el diálogo y el compromiso cívico desde los primeros años. Por otro lado, hoy tenemos que hablar de una educación que levante las voces de sus protagonistas. Bajo este principio, Acción Colectiva impulsó un proceso que se enmarca dentro de los diálogos ciudadanos de “Tenemos que Hablar de Chile”, específicamente en el ámbito educativo, logrando que más de 7.500 estudiantes, profesores, educadores de párvulos y apoderados reflexionaran sobre los grandes desafíos que debemos impulsar para fortalecer la educación en el país. Las bases de “Tenemos Que Hablar de Educación”, están sentadas en un fuerte compromiso con el diálogo y la profunda convicción de que con las comunidades educativas podremos impulsar los principios mínimos en educación que son necesarios para encaminar e incidir en los próximos procesos políticos. Estos son solo algunos de los ejemplos que nos invitan a volver a mirar con atención y urgencia la relevancia de la educación dentro del debate público. La discusión de los desafíos del Chile del mañana, nacen desde la educación. Sin duda, esta es una ardua tarea que requerirá de un fuerte compromiso y el esfuerzo de todos y todas. Por esto, hoy más que nunca, tenemos que hablar de educación.