Por Sofía Portales y Andrés Fernández, Comisión Articulación y Colaboración, Acción Colectiva por la Educación.
El pasado viernes 22 de marzo de 2024, el Ministerio de Educación (MINEDUC) convocó a Acción Colectiva por la Educación a participar en la «Mesa para el Fortalecimiento de la Matrícula Escolar». Durante esta instancia, se presentó un exhaustivo diagnóstico del fenómeno que está afectando la matrícula escolar este año. Actualmente, con base en los datos disponibles, se ha podido determinar que el problema está focalizado en comunas y niveles educativos específicos.
Entre las causas de la problemática se encuentra la falta de planificación en la infraestructura escolar, la cual se suma a los grandes cambios demográficos de la población. Frente a esta urgencia, se ha convocado a alianzas entre los sectores público y privado para disponer de infraestructura provisional y flexible en las comunas críticas. Parte de las soluciones propuestas incluyen salas modulares, la habilitación de espacios en desuso y hasta la creación de escuelas modulares, con el fin de cumplir con la cobertura necesaria.
Desde Acción Colectiva por la Educación, entendemos esta crisis como una oportunidad para ofrecer soluciones que vayan más allá del simple suministro de «mesas y sillas», sino que estos espacios sean modelos de innovación educativa y fomenten el aprendizaje estudiantil, fortaleciendo los vínculos con sus comunidades y organizaciones locales.
Entender la infraestructura escolar como un espacio que transforma las relaciones personales, nos permite pensar en soluciones innovadoras y en círculos virtuosos entre la infraestructura, la cultura escolar y la comunidad local. En este sentido, creemos que la creación de espacios escolares flexibles, que puedan responder a las necesidades de matrícula escolar pero también a otras necesidades comunitarias, puede ser una solución ágil a una situación demográfica que está en constante cambio. Por ejemplo, espacios que sirvan tanto para la enseñanza escolar como para la educación de adultos, para prestar consultas de salud, o para sesiones de apoyo psicopedagógico o de orientación, entre otras infinitas posibilidades. Esto permite poner las necesidades de toda la comunidad al frente del uso de la infraestructura y pensar en soluciones flexibles para prestar servicios comunitarios en un rango amplio.
Por otra parte, también queremos enfatizar la posibilidad de entender esta crisis de infraestructura como una oportunidad para diseñar espacios innovadores modulares que tengan el potencial de influir positivamente en los proyectos educativos de los mismos establecimientos escolares. Por ejemplo, diseñar una sala modular completamente autosustentable (con paneles solares, reutilización de aguas, etc.) que permita a los estudiantes experimentar en un espacio educativo que contribuya a generar nuevos enfoques educativos en el establecimiento. Creemos que un punto clave en estas potenciales soluciones es el vínculo entre organizaciones de la sociedad civil que están trabajando en innovaciones educativas, junto con alianzas público-privadas que permitan desarrollar estos proyectos para las comunidades locales.
La crisis de la matrícula escolar también abre las puertas a dimensionar la necesidad de entender la infraestructura de forma más holística y su impacto en las escuelas, más allá de la habilitación de espacios para cumplir con las vacantes. Como Acción Colectiva por la Educación, creemos que desde la sociedad civil tenemos el potencial de ser interlocutores entre las comunidades escolares y los colaboradores públicos y privados, con el fin de conectar las necesidades e innovaciones educativas con los posibles recursos para hacerlo. Lo anterior lo hacemos con la convicción de que el espacio escolar facilita la transformación holística de una comunidad escolar.
