En relación al proyecto de ley que establece el kínder obligatorio, nos parece muy importante que se legisle en la materia, considerando la relevancia de la educación parvularia para el desarrollo integral de los niños y niñas. Sin embargo, y teniendo en cuenta el 97% de cobertura en el nivel, es necesario que se incorporen cambios para que la obligatoriedad vaya acompañada de garantías y se haga cargo de ese 3% excluido.
Los cerca de seis mil niños y niñas que no asisten a kínder pertenecen a los quintiles más bajos, muchos de ellos con necesidades educativas especiales quienes terminan asistiendo a escuelas especiales. Es allí donde la educación inicial puede aportar decisivamente a disminuir la brecha: promoviendo una oferta inclusiva, flexible y de calidad, que favorezca la entrada y permanencia de niños y niñas con necesidades y realidades diversas.
Es importante también evitar ciertos riesgos: la escolarización del kínder como una eventual evaluación de entrada a primero básico y que la subvención por asistencia termine castigando el financiamiento de las escuelas que reciben a estudiantes con diversas necesidades que implican, por tanto, más ausentismo. En kínder, un 68% presenta inasistencia reiterada.
Esperamos que esta iniciativa prospere, pero sin perder el foco: equidad, calidad y que ningún niño o niña quede fuera porque la ley obliga, pero no asegura condiciones para un acceso inclusivo y justo.
Alejandra Arratia,
Directora Ejecutiva Fundación Educación 2020.
Marcela Marzolo,
Directora Ejecutiva Fundación Educacional Oportunidad.
Tomás Recart,
Director Ejecutivo Enseña Chile.
Acción Colectiva por la Educación